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La MINGA es la guerrera del arco iris; es la que rota la herencia de la palabra, del pensamiento consiente a su pueblo; es la que vislumbra el amor por la pacha mama; es la que defiende, cultiva, distribuye y guarda con cautela la semilla primigenia que nos han heredado nuestros abuelos ancestrales. Minga de pie en la lucha, rotando la herencia de la palabra consciente; Minga en pie de lucha con los andantes de semilla; Minga, a min-guiar sin que los politiqueros utilicen la Minga como trampolín político. Es una lucha de educarnos con conciencia, ni un voto. . .

miércoles, 29 de junio de 2011

Coloreando el asfalto (Nuevo movimiento muralista en Barranquilla)



El mural es un discurso de más de mil palabras; pinceles, brochas y rodillos son el arma  utilizada para ejercer el derecho a la libre expresión; la pintura le da vida a los fondos grises del contexto citadino.

Dentro de un movimiento silencioso de artistas comprometidos socialmente el primer grito se dio en una de las aulas de la Universidad del Atlántico cuando apenas se alcanzaban a contar con los dedos de una sola mano; la recepción fue de esperarse, un sigiloso movimiento de voces intimidadas que no sabían cómo reaccionar ante la detonación "terrorista" del arte: un mural de dimensiones nunca antes vistas en esta ciudad huérfana de color, invitaba a los futuros filósofos a pensar, pues éste descansa en el salón que recibe a los primiparos de esta vieja ciencia. muchos aquí ni siquiera se preguntan acerca del sentido de la obra de estos artistas sin sueldo. Pero los murales carecen de un sentido, según ellos, éstos están llenos de miles de sentidos, son una representación simbólica que trata de recordarnos nuestros orígenes. 

 Del primer mural se puede rescatar todo, su concepción, el esmero y lo simbólico, que en adelante será sello inconfundible de los muralistas; cuando hablo de lo simbólico me refiero a la postura indigenista asumida por los artistas, quienes en su obra siempre combinan lo aborigen, lo tribal y cotidiano. En una sociedad de jóvenes fuertemente influenciados por la cultura grafitera gringa es una provocación, primero, pintar con pinceles, segundo, hacer honor a lo indígena. No obstante, es precisamente ese el impacto que se quiere generar; donde además hay música, letras, teatro, pero ante todo artistas que confluyen en un mismo sitio. De esta forma se ha ido nutriendo la participación de otros artistas dentro de la iniciativa, prueba de eso, el mural: Matria.

Encima de lo que en alguna vez fue un símbolo de lucha, hablo del icono del partido comunista, y de la imagen ya más que satanizada del “Che”, descansaba una palabra fuertemente cargada de terror sicológico impregnada en las mentes de los estudiantes de la UA, tanto en lo macondiano como en lo real. La mítica imagen del “Che” tachada a brochazos negros, una hoz y un martillo que a nadie decía nada, más un “paramilitares” escrito con  simple caligrafía, eran la representación viva de la opresión dentro del claustro universitario. La idea de tachar esa horrible pared con algo conmemorativo ya seducía los pensamientos de algunos de los artistas involucrados, mas el miedo que significaba ver un “Che” tachado en una universidad pública era latente, se pensó mucho cómo entrar en el recinto estudiantil y tomarse la pared. El primer experimento fue el mural de la “Unidad” ubicado en el salón 507D. En definitiva tomarse esa pared iba a representar un reto, y así fue. La mano opresora se hizo visible cuando, en primera instancia, pretendieron frenar la iniciativa por carencia de una autorización formal, dicha autorización nunca apareció, por lo que casi se ve empañada la operación. A pesar de estar discutiendo y sacando a relucir razones bien fundamentadas, los artistas pintaban, mientras se les fotografiaba cual criminales, otros preguntaban ¿por qué no fotografiaron a la mano que escribió “paracos"? -¡Cuál autorización, si la universidad es de los estudiantes!    La cosa iba para largo, se contaba con harta pintura, sancocho y abnegación.

El arte está tomándose aquellos lugares que producen horror, sólo la voluntad puede transformar realidades, vasta pintar la vida de muchos colores, ver el poema escondido tras las pinceladas de un muro cuyo rostro ha sido tomado por las manos oscuras que quieren dar miedo y tomarse lo nuestro. Esta realidad se extiende hasta las puertas de algún templo abierto; el arte está tomándose corazones donde puedan nacer árboles que se extiendan hasta el cielo, donde vuelen las aves y brille la esperanza. Porque más que una pintura, los murales tienen cualidades poéticas que se pueden leer si se les observa con el alma de un niño.









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