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La MINGA es la guerrera del arco iris; es la que rota la herencia de la palabra, del pensamiento consiente a su pueblo; es la que vislumbra el amor por la pacha mama; es la que defiende, cultiva, distribuye y guarda con cautela la semilla primigenia que nos han heredado nuestros abuelos ancestrales. Minga de pie en la lucha, rotando la herencia de la palabra consciente; Minga en pie de lucha con los andantes de semilla; Minga, a min-guiar sin que los politiqueros utilicen la Minga como trampolín político. Es una lucha de educarnos con conciencia, ni un voto. . .

jueves, 2 de agosto de 2012

Fragmento de carta


Desde la pintura, más específicamente desde el muralismo, se han venido implementando, en ciertos sectores de la ciudad, campañas que buscan promover una “nueva mirada” hacia los lúgubres lugares manchados de asfalto, en lo que se denomina recuperación de espacios a través del arte; y de esta forma poder inyectar –por medio del color– un poco de alegría a las miradas distraídas de los viandantes.



Cabe mencionar que en este momento la iniciativa empieza a generar interés entre muchos; ya se habla de ello y, también, de alguna manera, empiezan a haber expectativas entre los que conocen o han oído hablar, en este caso, de los murales. El muralismo se ejecuta en el grupo como un arma publicitaria; busca visibilizar temas poco recurrentes en la cotidianidad de la ciudad como el amor y respeto por la tierra; ya con esto se obvia cualquier discurso ambientalista y se va directo a la raíz del problema: la carencia de dos valores fundamentales para el equilibrio natural de las cosas: el amor y el respeto. La calle funciona como una gran sala de proyecciones y nosotros sólo hemos sabido aprovechar estos espacios plasmando un mensaje transparente, de reconciliación con nuestra verdadera esencia mediante homenajes pictóricos a la madre tierra. A través de todo el proceso cada uno ha asumido un trabajo interno, espiritual; nos hemos consolidado como una familia, tratando siempre de ser consecuentes desde lo individual, así poder aportar y fortalecer lo colectivo.
      

Me atrevería a decir que el amor es nuestra mayor fortaleza. Amamos lo que hacemos, pero no alcanza a ser suficiente; por eso estamos dispuestos a ir más allá de lo que se ha hecho hasta ahora. Existen propuestas en otros medios, ya no sólo en el artístico, orientadas a activar nuestro accionar colectivo en pro de causas coherentes y afines con los valores antes mencionados. Es así como llego al tema ambiental y ecológico. La iniciativa tiene como propósito empezar de modo experimental, con un proyecto piloto, el cual lleva por nombre “Hábitat” y empieza a desarrollarse este domingo 5 de agosto, con la siembra de tres ceibas, en el marco del proceso adelantado por el proyecto comunitario “Lunasolar”; espacio de formación artística (nutricional y pedagógico) ubicado en el municipio de Puerto Colombia. 
Luis Cuenca 

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