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La MINGA es la guerrera del arco iris; es la que rota la herencia de la palabra, del pensamiento consiente a su pueblo; es la que vislumbra el amor por la pacha mama; es la que defiende, cultiva, distribuye y guarda con cautela la semilla primigenia que nos han heredado nuestros abuelos ancestrales. Minga de pie en la lucha, rotando la herencia de la palabra consciente; Minga en pie de lucha con los andantes de semilla; Minga, a min-guiar sin que los politiqueros utilicen la Minga como trampolín político. Es una lucha de educarnos con conciencia, ni un voto. . .

miércoles, 8 de agosto de 2012

QUIEN SIEMBRA VIENTOS RECOGE TEMPESTADES


El gris pavimento parece no dar tregua y ahora irrumpe por doquier, como negocio de grandes capitales invertidos. Quien siembre vientos recogerá tempestades. . . no obstante, quien siembra “progreso” terminará a la fija recogiendo basura y desigualdad. Es una lógica exacta. Todavía no termino de preguntarme cuanto más nos seguirá costando el tal desarrollo; la supuesta modernidad, vendida a un pueblo rivereño que ni siquiera guarda fotogramas mentales de lo que fuera una gran sociedad a orillas del magdalena.
Hoy puerto Colombia, por ejemplo, es nostalgia y, más que eso, es un gran fantasma que apremia, que se desborda y lucha para no sucumbir ante la dejadez de sus visitantes y moradores. La basura es síntoma más que evidente de la desidia del venido de la gran ciudad,  a quien el natural imita y aspira a ser como él: “un ciudadano de la modernidad”. Pero puerto Colombia aún es rural, pesquero y de comunidades de calles polvorosas. En esta tierra aún es posible la siembra, como lo es en algunas zonas marginadas de Barranquilla; el entorno rural todavía nos  influye, somos un pueblo que pasó de ser pilar de la modernidad colombiana (algo fugaz), a ser simplemente  contexto de gentes emigradas del campo trabajando en fábricas y comercio.  
La siembra, hasta aquí, era el producto imaginativo de nuestras inquietudes; nos obsesionaba tal idea. Por esas cosas inexplicables de las leyes universales dimos con el proyecto comunitario LunaSolar; bueno,  también gracias a Paola y a Jimmy, miembros del colectivo, radicados en la capital, quienes prepararon el terreno para poder llegar hasta allí. A ellos dos dedicamos esta primera jornada del proyecto piloto “Hábitat”, cuya misión es: “Trabajar en comunión con la tierra para así crear espacios de concertación ambiental; reafirmando las leyes ambientales, según los métodos tradicionales y recomendaciones de los hermanos mayores, a la vez que se fomenta la conciencia de preservación de habitas que generen un fortalecimiento en el tejido social comunitario”.  


 Esto apenas empieza y desde ya estamos prestos a soñar; la idea es consolidar un proyecto base, auto-sostenible gracias a la implementación de los métodos ambientales tradicionales y la respectiva replica de la iniciativa en entornos comunitarios; este modelo de replica será impulsado a través del arte, como herramienta que permita establecer alternativas ecológicas hacia la fomentación de espacios  propicios para el desarrollo de propuestas de construcción de huertas urbanas y comunitarias. 
 El día lunes 6 de agosto fueron sembradas tres ceibas, de especie blanca, roja y bonga, en contraprestación, pues, varios árboles tuvieron que ser talados para así poder construir los cimientos de una futura maloca para los niños donde podrán reunirse en torno a su formación artística y nutricional. La maloca aún está en construcción, y se pretende construir un techo con botellas plásticas recicladas.    


Luis Cuenca

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