

El gris pavimento parece no dar tregua y ahora
irrumpe por doquier, como negocio de grandes capitales invertidos. Quien
siembre vientos recogerá tempestades. . . no obstante, quien siembra “progreso” terminará
a la fija recogiendo basura y desigualdad. Es una lógica exacta. Todavía no
termino de preguntarme cuanto más nos seguirá costando el tal desarrollo; la supuesta modernidad, vendida a un pueblo rivereño que ni siquiera guarda
fotogramas mentales de lo que fuera una gran sociedad a orillas del magdalena.
Hoy puerto Colombia, por ejemplo, es nostalgia y,
más que eso, es un gran fantasma que apremia, que se desborda y lucha para no
sucumbir ante la dejadez de sus visitantes y moradores. La basura es síntoma más
que evidente de la desidia del venido de la gran ciudad, a quien el natural imita y aspira a ser como
él: “un ciudadano de la modernidad”. Pero puerto Colombia aún es rural,
pesquero y de comunidades de calles polvorosas. En esta tierra aún es posible
la siembra, como lo es en algunas zonas marginadas de Barranquilla; el entorno
rural todavía nos influye, somos un
pueblo que pasó de ser pilar de la modernidad colombiana (algo fugaz), a ser
simplemente contexto de gentes emigradas
del campo trabajando en fábricas y comercio.
La siembra, hasta aquí, era el producto
imaginativo de nuestras inquietudes; nos obsesionaba tal idea. Por esas cosas
inexplicables de las leyes universales dimos con el proyecto comunitario
LunaSolar; bueno, también gracias a
Paola y a Jimmy, miembros del colectivo, radicados en la capital, quienes prepararon el terreno para poder llegar hasta allí. A ellos dos dedicamos esta
primera jornada del proyecto piloto “Hábitat”, cuya misión es: “Trabajar en
comunión con la tierra para así crear espacios de concertación ambiental;
reafirmando las leyes ambientales, según los métodos tradicionales y recomendaciones
de los hermanos mayores, a la vez que se fomenta la conciencia de preservación
de habitas que generen un fortalecimiento en el tejido social comunitario”.
Esto apenas
empieza y desde ya estamos prestos a soñar; la idea es consolidar un proyecto
base, auto-sostenible gracias a la implementación de los métodos ambientales
tradicionales y la respectiva replica de la iniciativa en entornos
comunitarios; este modelo de replica será impulsado a través del arte, como
herramienta que permita establecer alternativas ecológicas hacia la fomentación
de espacios propicios para el desarrollo
de propuestas de construcción de huertas urbanas y comunitarias.
Luis Cuenca
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