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La MINGA es la guerrera del arco iris; es la que rota la herencia de la palabra, del pensamiento consiente a su pueblo; es la que vislumbra el amor por la pacha mama; es la que defiende, cultiva, distribuye y guarda con cautela la semilla primigenia que nos han heredado nuestros abuelos ancestrales. Minga de pie en la lucha, rotando la herencia de la palabra consciente; Minga en pie de lucha con los andantes de semilla; Minga, a min-guiar sin que los politiqueros utilicen la Minga como trampolín político. Es una lucha de educarnos con conciencia, ni un voto. . .

martes, 22 de noviembre de 2011

LA SENTIDA PRESENCIA DE LA EXPERIENCIA DIRECTA



Voy a suponer que alguien, no sé quien, me pidió escribir un currículum. Aunque la verdad ignoro cómo está estructurado uno de éstos. Ya que mis experiencias en la vida siempre han estado enmarcadas dentro del eclecticismo. No obstante, hablar en primera persona me parece algo engorroso si no tengo algo interesante que contar de mí mismo. El que lea esto sacará sus propias conclusiones y lo podrá aplicar a su contexto más inmediato.   

Para empezar: desconozco muchas cosas que literatos profesionales conocen. No considero que sea un buen escritor a pesar de mi resolución de ir en contra  del  pesimismo existencial.  El pesimismo marcó mi camino. Debo varios años de vida a él: estuve siempre enfrascado en resaltar los fracasos que han armonizado mi existencia desde la adolescencia, haciendo de éstos verdaderas proezas personales; experiencias íntimas que rayaban con la autocompasión.  Nací en Barranquilla: mi crianza se desarrolló entre el Urabá antioqueño, Montería/Córdoba y el barrio Buenos aires en la localidad metropolitana. Así que conocí afondo, sin darme cuenta, los problemas que siempre ha padecido este rincón del país: y es que no me explicó cómo la región Caribe y el golfo de Urabá (cruce de caminos entre el océano pacifico y el océano atlántico, los dos mayores océanos de la Economía mundial) reciben tan poca atención del centro del país; tanto así que son junto con el Chocó una de las zonas más atrasadas económica y académicamente de Colombia. Territorios donde nuestros indígenas han sufrido los peores desprecios; desterradas sus etnias, profanados sus lugares sagrados, entre otros muchos improperios en contra de nuestras culturas originarias. Vergüenza debería darnos como Colombianos saber esto. Saber que más de un  70 por ciento de los indígenas del país han desaparecido, o, han sido obligados a occidentalizarse, olvidando su sabiduría ancestral. Pero la idea no es caer en el círculo vicioso de la “quejadera”, es hora de actuar, dejar atrás el pesimismo, mirar al frente, tomar al “toro por los cachos” y aportar desde nuestro accionar.

Por eso me alegró tanto encontrarme a esa primera persona que me habló de la cosmovisión de la palabra MINGA; un concepto nuevo para mí, infinito en su constitución, más sin embargo, me familiaricé de inmediato con él y un llamamiento desde lo más profundo del espíritu hizo su aparición junto con una intensa euforia. Era la conciencia de la tierra la que se manifestaba; en ese momento, mientras mascábamos la coca  su líquido se hacía más amargo y revelador –ahora entiendo eso del grial de las sustancias-. Se podía sentir el centro del universo alrededor del aura que nos secundaba esa noche.

 Minguiamos –cosa que tanta falta le hace a la sociedad; el simple hecho de participar-  se tocaron puntos cruciales, ideas que se tienen que plasmar en el papel y ejecutar. Uno llama a las cosas con el pensamiento, y  para ese entonces mi vida había sufrido un vuelco rotundo: descubrí el poder que tiene la mente, entonces, desempolvé pensamientos e ideas reprimidas; el engranaje interno empezó a funcionar de manera espontanea. Fue como una casualidad divina, mas eso no ocurrió por casualidad, más bien por causalidad. Sentados allí, en la mítica banca del parque metropolitano, aquella donde sólo se sienta uno cuando va a echarse un porro, sirvió no sólo para fumar sino también para intercambiar conceptos, y es que esa persona –el portador de la palabra- al igual que yo había pasado  una temporada fuera de la ciudad, no saben ustedes (los que aún no han tenido la oportunidad de salir fuera del Caribe) lo que le cambia a uno la perspectiva de la realidad el haber visitado tierras heladas. Es como si la ciudad se convirtiera en un gran espejo, donde cada uno de los más de 6 millones de ciudadanos es el reflejo de la descomposición mental de un país que se  preocupa más por consumir y crear, a la vez,  ídolos devaluados, que por educarse adecuadamente. Cuando decides volver a tu punto de origen no sabiendo del todo qué vas a hacer, es en ese momento cuando ves la necesidad de crear espacios antropológicos (Crear cultura); porque nuestros niños y jóvenes se están perdiendo en las banalidades de una socio/cultura remedada.  

LA MINGA URBANA  COMO INICIATIVA DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

“. . . individuos preocupados por los  procesos que se llevan en las comunidades, debido a que actualmente en nuestros barrios, calles y esquinas son muy reducidos los espacios culturales como alternativa para desarrollar procesos sociales. . .”

Claramente ese es el objetivo que se debe perseguir: crear espacios antropológicos de manera contracultural, para el libre desarrollo del pensamiento artístico. No dejando de lado el trabajo con la comunidad, por ejemplo, salvar del inminente abandono a los parques de las localidades: los espacios más inmediatos.

Por otro lado está el implementar la comunicación verbal, mediante  tertulias, como medio para conocer más acerca del otro, expresar ideas y pensamientos. Estos espacios son los más propicios para hablar de  NO-violencia, de tolerancia hacia manifestaciones distintas a las propias. . . despertar conciencia. Estas tertulias serían la excusa perfecta para debatir acerca de qué podemos hacer por BARRANQUILLA. invitando también a gentes que tengan algo que contar, como: indígenas, profesores, cineastas, músicos, pintores, teatreros, etc. Y de esta forma establecer una retro-alimentación proactiva.

No quiero que se piense que me olvidé de un punto fundamental dentro de toda esta gran IDEA: el ambientalismo. Quería dejarlo para el final -porque yo puedo rezar misa-  pero si no hacemos un alto en el camino y nos concentramos de verdad en lo que nuestros pies pisan nunca podremos avanzar ni un paso en la reactivación de la conciencia. Y es que nuestro ser interno ha estado siempre en contacto permanente con la naturaleza, pero nosotros de manera ególatra hemos extinguido todo aquello que nos unía con la PACHA MAMA; a causa de un egoísmo estúpido, el cual se mueve por entre los espacios copados de materialismo irracional. Llevemos esto más allá del simple concepto ambientalista: únicamente limpiando nuestro espíritu podremos luego arreglar tanto desorden causado en la tierra. 

L.E.C.C

En este camino, ningún esfuerzo es baldío, ni existe posibilidad de desgracia. Hasta el más mínimo progreso supone liberación de tus miedos (KRISHNA)



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